Hoy empecé a leer 1 Samuel en mi devocional diario. Tan solo en la introducción y en los primeros versos del capítulo 1, obtengo varias ideas para reflexionar acerca de mi liderazgo:
Un líder designado no es lo mismo que un líder ungido. Saúl fue designado para ser el primer rey de Israel, pero no fue aprobado por Dios ni por Samuel.
Samuel fue el último líder de Israel que fue una figura de autoridad gubernamental, legal y espiritual a la vez. Fue un excelente líder porque guió al pueblo siempre según lo que Dios decía, y nunca leemos que haya permitido que sus impulsos lo condujeran.
Un hombre puede heredar el puesto pero no ser un líder. Tanto los hijos de Elí como los de Samuel heredaron el cargo de sacerdote/juez de Israel, pero ninguno fue querido por los israelitas, pues su carácter no era íntegro.
Un líder puede ser ungido pero no estar libre de problemas. David fue escogido rey después de Saúl pero tuvo que huir por su vida durante varios años antes de acceder al trono.
Sin embargo David fue fiel a Saúl hasta después de la muerte de éste, y nunca aprovechó una ocasión para dañarlo.
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